La Historia Más Allá De La Tinta

Fotografía por Manuel franco, Texto: Kelin Díaz

“Porque la nobleza de una persona no está en su apariencia sino en su esencia”


La historia del tatuaje 

Estamos en el año 2016 y en países como el nuestro, Honduras, aún se mantiene el tabú con el tema del tatuaje, y es que el prejuicio es parte de nuestro día a día, las personas cuando te ven por primera vez no te juzgan por quien sos, sino por cómo te ves, y si de tatuajes se trata la gente con mente “conservadora”, adjudican que éstos son marcas que van en contra de los principios cristianos o están relacionados con la delincuencia.

Si nos remontamos a la historia el tatuaje, es decir una marca imborrable sobre tu piel, existe desde el principio de los tiempos, o por lo menos así lo confirmaron en el año de 1991,  cuando encontraron congelado, en un glaciar situado en la frontera entre Austria e Italia, a un cazador neolítico de hacía 5300 años, al que según National Geographic llamaron Ötzi y su cuerpo estaba cubierto de tatuajes de la cabeza a los pies. No estaban hechos con aguja, sino con pequeños cortes que luego se frotaban con carbón, creando una serie de líneas localizadas sobre todo en zonas en las que tenía heridas o sufría dolores, como en la espalda o en las articulaciones.

También los marineros ingleses en los años de 1771 aproximadamente, tenían como común denominador el tatuaje, ya que en sus viajes lo habían visto en la sociedad occidental y ellos decidieron también marcar su piel, pero para mí la etapa más importante de los tatuajes fue en los años 60´y 70´, cuando la cultura de los “hippies” cambiaron el concepto del tatuaje categorizándolo como Arte, usando la piel como un lienzo.


              


Entrevista a Luis Felipe Faraj

Retomando la actualidad, son muchos los jóvenes hoy en día que han tomado el tatuaje como moda, pero para otros es más que eso, tal es el caso del sampedrano Luis Felipe Faraj, un joven de 24 años, quien tiene aproximadamente 35 tatuajes en su cuerpo, y es precisamente la historia más allá de la tinta de Felipe la que les compartiré ahora, porque su tinta, como él la llama, cuenta, en un resumen bastante artístico, los detalles de su vida, sus caídas, sus luchas, sus derrotas, sus fortalezas y sus victorias, su piel es una muestra imborrable de su pasado y presente, y es el mapa que lo guía hacia su destino.

Luis Felipe es un chavo activo en redes sociales, bastante popular en casi todo el territorio hondureño, y porque no decirlo, hasta trasciende fronteras, de entrada su apariencia no pasa desapercibida, si no lo conoces en persona, tan solo con ver sus fotos, te haces una idea de su personalidad, un chico rudo, grande, seguro de sí mismo, noble y sus coloridos y llamativos tatuajes le dan ese toque de seducción, ¡Ah! y la mejor parte es músico, una combinación aparentemente perfecta, pero cuando ya empezás a analizar y te preguntás, realmente será así de perfecto, es justo en ese momento, cuando él, por iniciativa propia comparte ese lado oscuro de su vida, ese pasado, el cual no quiere volver a vivir, pero no le avergüenza contar.

Luis Felipe tuvo una infancia y adolescencia normal, con una hiperactividad por naturaleza, su madre le decía cariñosamente “sos un huracancito” de hecho hay un tatuaje en su cuerpo que lo representa, siempre obtenía lo que se proponía, según nos contó él, siempre pasaba inventando cosas, y para sus amigos siempre fue el “sonsacador”, se cataloga a sí mismo como “un alfa”, el que siempre guía, el que siempre lidera.

Felipe es el quinto de seis hermanos, pero el único entre esos 6 que rompió con todos los esquemas familiares, siempre busco la forma de defender sus ideales, y tuvo como objetivo principal destacar por su propia cuenta; “A los 21 años me pregunté qué voy a hacer con mi vida, soy el único en la historia de la familia que no estudie una carrera administrativa, de hecho estudio Comunicación y Publicidad y soy músico, tengo mis ideales propios, mis metas. Los negocios en las empresas de la familia no es lo mío, no me vas a ver vivir una vida frustrada, solo vivís una vez, y la voy a vivir, haciendo algo que no me gusta, algo que no quiero, ¡No!, mejor mátame, eso es suicidio, estar haciendo algo que no amas”. Así lo afirma enérgicamente Felipe, y en su intento por volar solo es cuando comienza a vivir las mayores pruebas.

A los 21, esa edad en donde en nuestro país ya sos considerado un ciudadano, es cuando comienza a hacer cosas por su cuenta, su pasión por la música la trae desde los 7 años, un talento que nació con él, porque nunca recibió clases en ningún conservatorio, su instrumento es la batería, mismo instrumento que ejecuta su hermano mayor y fue él quien le enseñó técnicas para que aprendiera más sobre la percusión.


Aunque la música es una de sus pasiones, fue también una de las razones que lo llevó a tener ciertos excesos, siendo el baterista de su propia banda llamada IV Nivel, comenzó a dejarse llevar por los “beneficios” que la fama te ofrece, drogas, mujeres y alcohol, eran el ingrediente clave en su nueva vida, “Cuando me meto al mundo de la música es cuando comencé con los excesos, sin embargo no culpo a la música, hay miles de músicos en San Pedro, que se metieron a la música antes que mi persona, y no han pasado por todo eso, uno decide, porque realmente nadie te pone una pistola en la cabeza para hacer algo, yo me convertí en la mala influencia, es muy difícil que alguien me lidere a mí, yo lidero, a mí nadie me guía”.

Todo exceso trae consigo muchas consecuencias, y para Felipe después de disfrutar de ellos durante dos años, la muerte de un ser querido vino a ser el detonante en su cerebro, causando un trastorno de ansiedad severo, “Asesinaron a mi mejor amigo, se llamaba Héctor Flores, y fui de las primeras personas que lo encontró muerto en su casa, desde que lo vi dije yo, algún día me voy a morir, y como yo soy una mala persona, porque yo fumo, yo bebo, porque me drogo etc. yo me voy a ir al infierno, y me metí esa idea en mi cabeza, cuando no es así, si Jesucristo murió por mí, y si yo una vez le recibí, yo voy a ir al cielo, sin importar lo que yo haga,  sin embargo no me tengo que aprovechar de la gracia de Dios sobre mi vida, que me va a perdonar, pasado, presente y futuro, pero yo entendiendo aún eso, vino la prueba más grande en mi vida, que es la Ansiedad en mi cabeza, y es donde yo me remoto a la biblia, al final cuando yo salí leí esto,  que es el libro de Job en donde Dios probó la fe Job mil veces y él nunca lo negó, así pasó conmigo, y yo nunca lo negué, llorando en mi cuarto, aun cuando me puse la pistola en mi cabeza dos veces, ni aun ahí negué a Dios, más bien me puse a llorar y de rodillas le pedí que me quitara este deseo de matarme, porque eso no era de él, eso no era un deseo que él quería para mi vida” relata Felipe.


Para conocer más detalles de la entrevista a Felipe Faraj visita Pretty Perfect Mag

Créditos:
Asistente de Fotografía: Brian Hernández
Producción: Massiel Kurwahn
Modelo: Felipe Faraj
Fashion Market: CAT


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